En el Perú ocurren situaciones que por algunas extrañas razones, suelen quedar en el misterio que más tarde da paso al olvido. Por ejemplo, hasta ahora los peruanos no sabemos quién y por qué acabó con la vida de la extrabajadora del Congreso, Andrea Vidal, señalada como parte de una red de prostitución en el Legislativo. Murió asesinada por sicarios en La Victoria.

Lo mismo ocurre con el deceso en un hotel de Nilo Burga, implicado en la trama de corrupción del programa Qali Warma, que incluye a funcionarios del gobierno de Dina Boluarte, y con la muerte de José Miguel Castro, quien fue encontrado con un corte en el cuello en el baño de su casa de Miraflores, poco antes del inicio del juicio contra la exalcaldesa Susana Villarán, una coimera confesa.

Castro conocía muy bien los detalles

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