El buen tiempo se ha convertido en el detonante absoluto para que el mercado navideño instalado en la plaza de la Catedral de Oviedo viviera unos días de actividad frenética. Con las casetas abiertas desde el pasado 28 de noviembre y el alumbrado festivo ya funcionando a pleno rendimiento, solo faltaba que la lluvia diera una tregua. Y así ha sido: la meteorología ha empujado a miles de personas a la calle, borrando de un plumazo el mal recuerdo de las precipitaciones. La diferencia respecto al año anterior ha sido palpable para quienes están al pie del cañón.

Sarah Martín, que en esta edición gestiona dos puestos (Love Loco y Sarah Martín Joyas), reconoce que el clima lo ha cambiado todo. «Hizo buen tiempo y hubo mucha gente», explica, señalando el sábado como el día cumbre de afluen

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