Descongelar carne rápidamente sin recurrir al microondas es una práctica habitual en muchos restaurantes, que aplican métodos pensados para preservar la calidad y garantizar la seguridad alimentaria. En un contexto en el que cada vez se aprovechan más las ofertas y se opta por congelar grandes cantidades de pollo, ternera u otras carnes, conocer técnicas adecuadas resulta fundamental para mantener sus propiedades.

El congelador se ha convertido en un recurso imprescindible en las cocinas domésticas, especialmente ante la falta de tiempo y los ritmos de vida actuales. No obstante, e l modo de descongelación influye  en la textura, el sabor y la seguridad del alimento. Aunque el microondas es una opción frecuente, su uso puede provocar que algunas zonas comiencen a cocinarse de forma desigual, afectando al resultado final.

Los profesionales de la restauración aplican métodos que priorizan la correcta manipulación de la carne . Entre las técnicas más utilizadas se encuentran la descongelación lenta en la nevera y el uso de agua fría, siempre con el alimento perfectamente envasado. Estas prácticas, además de ser más seguras, ayudan a conservar la estructura natural de la carne.

Las recomendaciones  destacan tres procedimientos principales:

  • En la nevera. Es el método más seguro y el que mejor mantiene la textura. Consiste en trasladar la carne del congelador al frigorífico durante un tiempo que puede variar entre 4 y 24 horas, según el tamaño. Una bandeja permite evitar la contaminación cruzada. Según la OCU, «esta es la única técnica que permite volver a congelar la carne si al final no se consume, siempre que no haya pasado más de un par de días en la nevera».
  • En agua fría. Para reducir los tiempos, puede sumergirse la pieza —bien cerrada herméticamente— en agua fría. Es necesario cambiar el agua cada 30 minutos. Este método es notablemente más rápido: un filete puede descongelarse en una o dos horas.
  • En el microondas. Es la alternativa más rápida, pero requiere usar la función específica de descongelado y cocinar inmediatamente después, ya que algunas zonas pueden superar los 4 °C, lo que implica riesgo microbiológico.

La correcta manipulación resulta clave para la salud. «Descongelar mal una pieza de carne no solo puede arruinar su textura y sabor, sino que también puede poner en riesgo nuestra salud. Como recuerda la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), «las bacterias que quedaron inactivas al congelar pueden reactivarse al alcanzar temperaturas superiores a 4 °C»». Por ello, se recomienda evitar que la carne permanezca en la “zona de peligro” —entre 4 °C y 60 °C— durante períodos prolongados.