Los ucranianos pasan hasta 16 horas al día sin electricidad debido a los incesantes ataques rusos contra el sistema energético, lo que provoca interrupciones en calefacción y suministro de agua. En Leópolis, el zumbido de decenas de generadores portátiles domina las calles mientras comercios y viviendas intentan mantener actividades básicas. Habitantes como Irina, empleada de una librería, continúan trabajando con lámparas a batería, aunque sus hogares modernos dependen totalmente de la electricidad, lo que dificulta su rutina en medio de temperaturas cercanas a cero grados.
La población ha comenzado a adaptarse con resiliencia, impulsada por la idea de que los soldados ucranianos enfrentan situaciones aún más duras en el frente. Organizaciones como la Cocina Voluntaria de Leópolis mantie

El Heraldo San Luis Potosí

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