En FATE, cada jornada deja una historia prendida en la piel: conversaciones al filo del turno, recuerdos que vuelven como golpes secos y escenas que explican mejor que nadie lo que significa trabajar bajo calor, presión y dignidad. Entre anécdotas de juventud marcada por la cana, noches interminables bajo la loza ardiente y mates que se mezclan con broncas compartidas, estos relatos —contados y escritos desde adentro— muestran cómo se forjan la memoria y la conciencia en una fábrica que nunca duerme

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