La categoría del rock urbano era minúscula para explicar su arte, porque Robe Iniesta creó una expresión propia, salvaje y filosófica, con calle y vuelo literario, que emergió como un cuerpo extraño, marginal, y que cautivó a multitudes por un carril genuino, sin postureo, hiperrealista y asentado en una rara belleza y en una idea del amor como tormento y refugio . Fue una de las figuras más idolatradas de la moderna música popular española, y su peripecia se cortó en seco la madrugada de este miércoles, al sucumbir, a los 63 años , de causa todavía no precisada, un año después de haber suspendido los últimos conciertos de su gira ‘Ni santos ni inocentes’ tras diagnosticársele un tromboembolismo pulmonar.

Robe sabía que había creado un personaje de aura mítica y lo conllevaba como po

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