El debut de Miguel Siciliano como ministro de Vinculación y Gestión Institucional dejó un mensaje más nítido que cualquier comunicado: su primera actividad oficial fue reunirse con Daniel Passerini. El gesto está cargado de política. No sólo porque Provincia y el municipio necesitan coordinarse en un comienzo de gestión todavía movedizo, sino porque ambos dirigentes llegan a esta foto arrastrando una historia de tensiones, recelos y proyectos personales que nunca terminaron de encajar.

Siciliano, que fue uno de los armadores políticos de Martín Llaryora durante su paso por la Municipalidad, salió fortalecido del cierre del año. Su designación en un ministerio clave —nexo directo con intendentes, organizaciones y sectores intermedios— reavivó la lectura que circula desde hace rato, y es qu

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