El viaje de ida fue difícil y peligroso. El de vuelta tal vez no, o eso es lo que ella espera.
María Corina Machado, de 58 años, líder de la oposición venezolana al régimen de Nicolás Maduro, no aterrizó a tiempo en Oslo el miércoles para recoger el premio Nobel de la Paz . La huida desde la clandestinidad, por tierra, mar y aire, camuflada con un disfraz y una peluca, resultó arriesgado y complejo. Habría sido imposible de llegar a buen puerto sin la colaboración de Estados Unidos, como reconoció ella desde la capital noruega.
Una vez en esa ciudad si pudo darse, sin embargo, un baño de multitudes, recibir parabienes y hablar con tranquilidad para la prensa, nada de llamadas clandestinas como ha ocurrido durante algo más de un año.
Ante los periodistas elogió el esfuerzo que está hacie

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