el mar de Japón junto con aviones de combate japoneses. La acción fue una demostración de fuerza tras las maniobras chinas y rusas en los cielos y mares alrededor de las costas niponas y de Corea del Sur.

Mediante el ejercicio, que se realizó "en un contexto de seguridad cada vez más grave en Japón", indicó el comunicado del Ministerio de Defensa japonés, Tokio y Washington confirmaron su "firme compromiso de no permitir cambios unilaterales en el 'statu quo' mediante la fuerza", así como la preparación de sus fuerzas armadas, "fortaleciendo aún más la capacidad de disuasión y respuesta de la alianza".

Las maniobras, en las que participaron dos bombarderos estratégicos subsónicos B-52 de las fuerzas estadounidenses, capaces de portar armas nucleares, junto a tres cazas F-35 y tres cazas

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