Nudo gordiano
Guadalupe
La fe en la Morenita se dispara verticalmente cuando las instituciones humanas fallan.
Yuriria Sierra
Dicen que en México hasta los ateos son guadalupanos. Y es que, al caminar por las calles de cualquier ciudad en los primeros días de diciembre, se respira algo que trasciende el dogma católico. Huele a pólvora, a tamal y a cansancio; se escucha el estruendo de los cohetones y se siente el frío seco del invierno que se avecina. El fenómeno de la Virgen de Guadalupe no es simplemente un evento religioso, es el código fuente de la identidad mexicana, el punto exacto donde la herida de la Conquista cicatrizó para dar paso al mestizaje. Pero, ¿qué mueve a millones de personas a caminar hasta que los pies sangran? ¿Y por qué esa devoción parece tener mareas, subiendo

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