Madrid. El divorcio (mal avenido) entre el Instituto Cervantes y la Real Academia Española (RAE) ya es total, con cruce de acusaciones, hostilidades cruentas y sin pudor, en esta ocasión por la elección de Panamá para el Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que se celebrará en cuatro años.

La fractura entre las dos principales instituciones españolas que velan por la proyección internacional del idioma se evidenció además con el plantón que dieron los académicos a uno de los actos más importantes del año para el Cervantes, la reunión de su patronato, presidido por el rey Felipe VI y con la presencia del presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que fueron testigos directos de la agria disputa.

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