Un análisis de Bloomberg   revela que el ambicioso sistema de defensa de Estados Unidos llamado Cúpula de Oro (Golden Dome, en inglés)   podría costar más de un billón de dólares , muy por encima de la estimación inicial de 175.000 millones de dólares anunciada por el presidente Donald Trump. La iniciativa, que busca proteger al país de cualquier ataque aéreo extranjero mediante capas de defensa terrestres, aéreas y espaciales, enfrenta desafíos técnicos y presupuestarios sin precedentes. 

Hasta ahora, la estrategia de EE.UU. se apoyaba en disuasión nuclear y algunos interceptores terrestres en Alaska y California. El proyecto pretende ir mucho más allá, con capas de defensa que van desde misiles en órbita hasta sistemas terrestres contra drones .

Satélites interceptores: tecnología que aún no existe

El corazón de la Cúpula de Oro serían satélites interceptores capaces de destruir misiles en su trayectoria hacia la Tierra, los mismos que tendrían que operar en el espacio , detectando y eliminando amenazas en sus primeras etapas de lanzamiento.

El problema es que tal tecnología todavía no existe. Para cumplir la orden ejecutiva, EE.UU. tendría que diseñar, fabricar y lanzar miles de interceptores y satélites, una tarea que costaría decenas, si no cientos, de miles de millones de dólares y requeriría varios años de desarrollo.

Costos que desafían toda previsión

Trump estimó que el plan costaría 175.000 millones de dólares y estaría listo en 2029. No obstante, analistas de defensa creen que estas cifras son excesivamente optimistas. Según cálculos recientes, un sistema completo podría superar 1,1 billones de dólares , más de cinco veces el pronóstico inicial. Solo la capa espacial podría costar entre 161.000 y 542.000 millones de dólares, sin contar el mantenimiento, personal ni investigación y desarrollo.

Incluso una versión más limitada, diseñada para proteger al país solo de Rusia, rondaría los 844.400 millones de dólares .

La Agencia Antimisiles de Defensa (MDA) seleccionó a unas 1.000 empresas para presentar propuestas, incluyendo gigantes como Viasat, Rocket Lab y Deloitte. Estas compañías podrían recibir 151.000 millones de dólares en fondos aún no asignados.

La Fuerza Espacial de Estados Unidos (USSF) ya trabaja en satélites de próxima generación para monitorear misiles desde el espacio, pero los contratos iniciales para desarrollar tecnología de interceptores han sido relativamente modestos, por menos de nueve millones de dólares cada uno.

Por ahora, la Casa Blanca no ha hecho comentarios oficiales y el Pentágono asegura que la arquitectura base del proyecto ha sido definida, aunque los planes para implementarlo aún están en revisión.