Imaginar experiencias positivas con otras personas no solo mejora la percepción que se tiene de ellas, sino que también induce cambios medibles en la actividad cerebral.

Así lo estableció un estudio internacional publicado este miércoles en Nature Communications . La investigación, desarrollada en colaboración por científicos del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas (Alemania) y la Universidad de Colorado Boulder (Estados Unidos), demuestra que la imaginación positiva puede modificar las preferencias personales y activar en el cerebro los mismos circuitos que se encienden durante experiencias gratificantes reales, lo que abre nuevas posibilidades para la salud mental y el bienestar.

El equipo liderado por Roland Benoit , profesor asociado de

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