Tito’ Piris se ha ido en silencio, como al parecer era su deseo para el momento supremo del último viaje. Le creía mayor, aunque en realidad aún no había cumplido los ochenta años. Quienes vivimos los buenos tiempos de la fora vila de Campos, cuando la ganadería y la industria láctea eran la riqueza del pueblo, sabemos la importancia que este nombre tuvo en la economía y la sociedad campanera. En aquellos tiempos nada se movía allí sin que Piris y Sebastià Sagreras –el mítico Peixet, padre del actual portavoz parlamentario del PP– lo supieran.
Ahora algunos lo llamarían ‘caciquismo’ pero yo sé que el pueblo de mi abuela paterna respetaba una especie de ‘estatus agrario’ que le dio prosperidad y riqueza. Me lo comentaba esos días la gente de Campos: tener la fábrica de quesos Piris, entonc

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