El alcohol, por su naturaleza depresora, no solo afecta al cuerpo, sino también a la mente y a las emociones.

La época navideña es sinónimo de alegría, unión familiar y celebración. Sin embargo, para muchas personas, estas fechas también traen consigo una realidad menos festiva: el consumo excesivo de alcohol. Aunque socialmente aceptado como parte de las tradiciones, este comportamiento tiene consecuencias que van mucho más allá de una simple resaca.

El alcohol, por su naturaleza depresora, no solo afecta al cuerpo, sino también a la mente y las emociones. En un periodo donde la nostalgia y la tristeza pueden ser más comunes, recurrir al alcohol como mecanismo de afrontamiento puede intensificar estos sentimientos.

Según el consejero en sustancias Rafael Santos, “no importa la época de

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