En un campus arbolado en el este de China, las tripulaciones trabajan día y noche para terminar una enorme estructura redonda con dos brazos amplios de la longitud de portaaviones.

En antiguos campos de arroz en el suroeste del país, se está construyendo con igual urgencia un enorme edificio en forma de X bajo gran secreto. La existencia de esa instalación no era ampliamente conocida hasta que los investigadores la detectaron en imágenes satelitales hace aproximadamente un año.

Juntos, estos colosales proyectos son los esfuerzos más ambiciosos de China hasta la fecha para aprovechar una fuente de energía que podría transformar la civilización: la fusión.

La fusión, la fusión de átomos para liberar energía extraordinaria, utiliza combustibles abundantes, no conlleva riesgo de fusiones y

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