Durante años, Cristóbal Montoro fue el ministro de Hacienda que todos conocíamos: duro, implacable y sin miedo a dar lecciones sobre cómo cumplir con los impuestos . Se mostraba como un vigilante férreo, amenazando públicamente a quienes dudaban de su gestión. Pero la realidad oculta tras esa imagen es muy distinta.
Siete años después de que la justicia pusiera en marcha una investigación secreta, Montoro está imputado por nada menos que siete delitos, entre ellos corrupción . Se le acusa de aprovecharse de su cargo para beneficiar a empresas gasísticas a cambio de comisiones ilegales .
¿Cómo funcionaba el presunto entramado?
La investigación, que se mantuvo en secreto desde agosto de 2018, apunta a que Montoro usó su poder para diseñar normas fiscales que favorecían