Tocado pero no hundido. Más demacrado pero con ánimo de seguir plantando cara a la adversidad. “Estoy bien, estoy fuerte”, admite Pedro Sánchez, tras dar por superado el mazazo político y emocional que le asestó el escándalo de corrupción que implica a Santos Cerdán, uno de los integrantes de su núcleo duro de máxima confianza en el PSOE junto al ya también defenestrado José Luis Ábalos. “Julio ha sido mejor que junio, estoy con las pilas cargadas”, reconoce el presidente del Gobierno en conversación informal con la prensa que le acompañó en su última gira por Chile, Uruguay y Paraguay.

Dos años después de las elecciones del 23-J, y ya en el ecuador de esta convulsa legislatura, Sánchez pone en valor la “situación excepcional” que vive España, en crecimiento económico, creación de empleo

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