Convenios firmados en décadas pasadas condenaron a diversas comunidades a sacrificar su acceso al agua. Quienes hoy se oponen enfrentan procesos de criminalización.

La escasez hídrica de Puebla capital inquieta a comunidades cercanas que, sin pertenecer territorialmente al municipio, son despojadas del vital líquido para priorizar el abastecimiento de la ciudad más poblada del estado, pero, este sacrificio no se ha traducido hasta hoy en una distribución equitativa del recurso entre los poco más de un millón 600 mil habitantes de la capital. Por el contrario, estos usuarios también padecen una restricción del servicio a cargo de la concesionaria Agua de Puebla. La falta del vital líquido no se debe únicamente a la sequía, o a la sobreexplotación del suelo, sino a una mala gestión hídrica.

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