En el universo sonoro de Gustav Mahler habitan todos los mundos: la noche y el día, la luz y la sombra, la risa y el llanto, el amanecer y el crepúsculo. Su obra es un espejo del alma humana, inmensa y contradictoria, como la vida misma.
Su música habla de cómo él entendía la vida, la muerte, la religión, la resurrección y la reencarnación . En cada nota describe la creación del mundo como un apocalipsis que empieza de nada y va creando cada cosa, cada animal, cada planta.
Pero, para comprender más su obra sinfónica, EL NUEVO SIGLO entrevistó a Luis Felipe Calero Pérez , director orquestal que este fin de semana fue invitado al concierto que ofrecen el Circuito Clásico de Compensar y El Ensamble de Cámara de la Orquesta Sinfónica de Bogotá, en el que hacen un viaje al corazón si