Ayer se cumplía un año del aval de la militancia de Esquerra al acuerdo para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat a cambio de una financiación singular para Catalunya. En un contexto de división interna –Junqueras había dimitido dos meses antes–, los afiliados apoyaron la entente con el 53,5% de los votos. La tempestad en el seno de los republicanos solo se veía mitigada por un consenso en los días previos a la consulta. En las asambleas, mayoritariamente opinaban que el contenido era positivo. El problema residía en la desconfianza hacia el PSC y el escepticismo con que se pudiera cumplir.
Esa frialdad quedaba recogida en el documento del pacto. Los dos partidos plasmaban la “distancia” entre el independentismo y el federalismo de izquierdas, arguyendo que aún estab