En una tranquila mañana de agosto, hace seis años, un hombre armado con un rifle de asalto entró a un Walmart en El Paso, Texas, y abrió fuego.
Mató a 23 personas e hirió a decenas más. ¿Su objetivo? Indiscutiblemente los latinos.
Este no fue un acto de violencia al azar. Fue una masacre calculada, alimentada por el odio supremacista blanco y la retórica antiinmigrante. En un manifiesto publicado en línea antes del tiroteo, el atacante hablaba de una “invasión hispana” en Texas y repetía el mismo lenguaje deshumanizador y demonizante, que hemos escuchado con demasiada frecuencia por parte de líderes de extrema derecha, incluido el Presidente de los Estados Unidos.
Hoy, seis años después, la tragedia de El Paso sigue marcando a nuestra comunidad, no solo por las vidas que nos arrebataron