La catedral de San Cristóbal se convirtió en el epicentro del homenaje a monseñor Mario Moronta, obispo emérito de la región, cuyo cuerpo es velado en capilla ardiente, en la catedral de la ciudad durante tres días. La comunidad tachirense se congregó para rendir tributo al líder espiritual que dejó una huella imborrable en el corazón de sus feligreses.

En un acto significativo, monseñor Moronta solicitó ser sepultado a los pies del Cristo del Limoncito, dentro del templo que fue su hogar espiritual durante décadas. Además, expresó el deseo de que su corazón reposara bajo la imagen del Santo Cristo de La Grita, reflejando su devoción hacia esta figura profundamente arraigada en el pueblo andino y en su ministerio episcopal.

El traslado del cuerpo del prelado a la Catedral se realizó la

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