Silencio en la sala, en la Moncloa y en Ferraz, y algarabía en Génova, ante la primera entrevista de Santos Cerdán desde la prisión, que La Vanguardia publicó ayer y que monopolizó todo el debate político y mediático en plena canícula de agosto.
Tras poner la mano en el fuego por él hasta el último momento, y abrasársela, Pedro Sánchez y todo su núcleo duro en el Gobierno y el PSOE rompieron con Cerdán, hasta ese momento secretario de organización y número tres en el organigrama de Ferraz, en cuanto el 12 de junio se desveló el demoledor informe de la unidad central operativa (UCO) de la Guardia Civil que le atribuía un papel dirigente en una trama de cobros de mordidas en contratos de obra pública junto al exministro José Luis Ábalos y su antiguo asistente Koldo García.
Y la entrevist