Kelley Mack, la actriz conocida por su papel de Addy en la serie "The Walking Dead", ha fallecido a los 33 años debido a un tumor cerebral. Su muerte ocurrió el pasado 2 de agosto en Cincinnati, su ciudad natal, y fue confirmada por su familia a través de un emotivo comunicado en redes sociales el 5 de agosto.

La familia de Mack expresó su profunda tristeza al anunciar su deceso, describiéndola como "una luz tan brillante y ferviente" que ha "transitado al más allá". En el mensaje, se detalla que Kelley falleció pacíficamente, rodeada de su madre, Kristen, y su tía, Karen.

"La echaremos de menos tan profundamente que las palabras no pueden expresarlo", se lee en el comunicado. La actriz había estado luchando contra un glioma del sistema nervioso central, una forma de cáncer que afecta el cerebro y la médula espinal, desde que le fue diagnosticado en noviembre del año pasado.

El funeral de Kelley está programado para el 16 de agosto en Ohio, y se planea un homenaje adicional en Los Ángeles, donde vivió y trabajó durante más de una década. Su hermana, quien redactó el mensaje en Instagram, compartió su orgullo por la valentía de Kelley, afirmando: "Quiero que sepáis lo fuerte y valiente que era esta malparida".

La noticia de su fallecimiento ha conmovido a muchos en la industria del entretenimiento. Compañeros de trabajo, como Alanna Masterson, expresaron su tristeza, diciendo: "Qué ser humano tan increíble. Estoy muy orgullosa de haber luchado junto a ella en nuestro último episodio juntas".

Kelley Mack comenzó su carrera en el cine con un corto en 2008 y se graduó en cinematografía en la Universidad Chapman. Además de su papel en "The Walking Dead", también participó en series como "Chicago Med" y "9-1-1", y prestó su voz para la película "Spider-Man: Un nuevo universo". Su legado perdurará en la memoria de sus seguidores y colegas.