El 28 de septiembre de 2024, un hombre llegó al concesionario Prado Auto Sales, ubicado en la calle 8 del suroeste de Miami, y pidió información sobre varios vehículos. Mostró interés en un Infiniti Q50 blanco y como suele ocurrir en estos casos, solicitó las llaves y pidió hacer una prueba de manejo.

Durante el recorrido, convenció al vendedor de cambiar de asiento, alegando que notaba algo extraño en el manejo. Apenas el vendedor bajó del auto, el hombre aceleró y desapareció con el vehículo.

El robo quedó registrado en las cámaras de seguridad del negocio. Días después el dueño del concesionario, Alejandro Prado, compartió públicamente las imágenes con la esperanza de identificar al responsable.

La situación sorprendió a los trabajadores del concesionario, que desde 1964 no habían

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