


BOGOTÁ (AP) — Los colombianos dieron el miércoles el último adiós al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien falleció tras permanecer dos meses en el hospital luego de ser herido de bala en un mitin y cuya muerte ha revivido en el país la sombra de los magnicidios.
El féretro, cubierto con una bandera de Colombia, permaneció en la mañana del miércoles en el Congreso, donde se realizó un homenaje privado para sus familiares y allegados, luego de que la víspera miles de personas rindieron sus respetos al político de 39 años.
En un acto televisado, los honores en el Congreso comenzaron con el himno de Colombia y un minuto de silencio en memoria del fallecido senador en un salón colmado de allegados, congresistas y la delegación del gobierno estadounidense encabezada por el vicesecretario de Estado, Christopher Landau.
“Las balas que le arrebataron la vida no solo rompieron el corazón de su familia, volvieron a abrir las fracturas de un país que no logra encontrar la paz”, lamentó en su discurso Lidio García, presidente del Senado, quien abogó por continuar el legado de Uribe Turbay.
El presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez indicaron el miércoles en la red social X que no asistieron al funeral por respeto a la voluntad de la familia.
Sobre el mediodía, el féretro —custodiado por hombres de la guardia presidencial— fue trasladado a pie desde el Congreso hasta la Catedral Primada de Colombia, ubicada a pocos metros en la Plaza de Bolívar de Bogotá. María Claudia Tarazona, esposa del fallecido senador, lo acompañaba junto a su hijo de cuatro años.
“Romper una familia, quitarle a un padre su hijo, a una esposa su esposo, a unos hijos un padre, es el acto de maldad más grande que pueda existir”, dijo Tarazona en la eucaristía.
El cuerpo fue llevado en una carroza fúnebre al Cementerio Central, el más antiguo de la ciudad, donde fue ingresado con honores militares. En el lugar también yacen los restos de personalidades como el dirigente liberal Luis Carlos Galán, asesinado a tiros en 1989 cuando daba un discurso de campaña presidencial en un parque de Soacha, vecina de Bogotá.
El atentado que sufrió Uribe Turbay ha traído a la memoria de los colombianos otros magnicidios como el de Galán. Uribe Turbay fue baleado el 7 de junio en un parque del occidente de Bogotá cuando daba un discurso. Recibió impactos en la cabeza y las piernas.
Las autoridades aún investigan el móvil del ataque y quién lo ordenó, aunque hay hipótesis que apuntan a grupos armados ilegales. Por el caso han sido capturadas seis personas, incluido el presunto autor intelectual y un menor de edad que habría disparado. Tras el deceso del político, la fiscalía acusó formalmente el miércoles a cuatro de los capturados por el delito de homicidio consumado —en reemplazo de tentativa de homicidio.
Uribe Turbay aspiraba a convertirse en presidente y seguir los pasos de su abuelo Julio César Turbay Ayala, quien gobernó Colombia entre 1978 y 1982. Su madre Diana Turbay, una reconocida periodista, fue secuestrada en 1990 por narcotraficantes que se oponían a la extradición y murió en 1991 en un rescate policial.
“Estoy segura que nuestra mamá, que tanto te ama, te recibe hoy con los brazos abiertos”, escribió en Instagram María Carolina Hoyos, hermana del precandidato, tras su muerte.
Miguel Uribe Londoño, padre del precandidato, lo recordó como un hijo amoroso, honesto y ejemplar.
Uribe Turbay, miembro del partido Centro Democrático, se había convertido en una destacada voz de la oposición al gobierno de Petro, el primer político de izquierda en llegar a la presidencia de Colombia. Había lanzado su candidatura presidencial el año pasado en una campaña en la que aún no punteaba en las encuestas.
“Asesinaron a Miguel, que ejercía la oposición crítica y razonada, con la instigación de la venganza inducida por el presidente de la república, que encontró como muletilla acusar de asesino y torturador al expresidente Turbay”, cuestionó el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), líder del Centro Democrático y sin parentesco con el fallecido. El exmandatario envió un escrito al Congreso que fue leído debido a que cumple prisión domiciliaria.
Petro dijo que no persigue a la oposición y refutó a quienes lo señalan, sin pruebas, de tener algo que ver en el ataque. La víspera anunció que interpondrá demandas por calumnias.