Desde que la inteligencia artificial generativa entró a las aulas —de manera formal o subterránea—, el sistema educativo ha comenzado a transformarse con una velocidad que desafía sus ritmos tradicionales . Para algunos, se trata de una amenaza : ¿cómo enseñar a pensar si una máquina responde mejor y más rápido? Para otros, es una promesa : por fin cada estudiante puede tener un asistente que le acompañe a su ritmo. La IA no destruye la educación, pero sí la reconfigura profundamente , especialmente en su dimensión más humana, donde el aprendizaje es también vínculo, comunidad y horizonte vital.

En su versión más avanzada de IA, GPT-5 no será simplemente un asistente que responde preguntas . Su potencial llegará a ser un tutor conversacional con memoria , capaz de sostener

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