Los lectores escriben sobre el abandono de los pueblos, la falta de un compromiso político real para combatir el cambio climático, los salarios, y las redes sociales
Donde antes había un bar con mantel de hule y olor a vino peleón, ahora hay alojamientos rurales con nombres en inglés y cortinas de lino. Donde había abuelos jugando al dominó y vecinas tomando el fresco, hoy hay silencio, códigos QR y café de cápsula. Es la España vaciada . Así la llaman, como si se hubiese vaciado sola. Como si la gente hiciera las maletas por capricho, y no por una decisión política sostenida: desmontar lo común para que el mercado lo ocupe todo. Allí ya no sobrevive quien quiere, sino quien puede convertir su casa en decorado. Confiamos en el progreso y este dejó a medio país convertido en pueblos fa