Hace cinco años, la tecnológica en desarrollo, un augurio del futuro, rodeado de escepticismo y expectativas contenidas. Se hablaba de automatización, asistentes virtuales y algoritmos capaces de reconocer patrones, pero su alcance real aún parecía lejano y limitado a entornos altamente especializados. Hoy, la concepción ha cambiado radicalmente: la IA ha irrumpido con fuerza en sectores de tal trascendencia como la medicina o la educación .
Por el contrario, su existencia ha repercutido en otros ámbitos laborales como la industria creativa y la productividad empresarial, mostrando una capacidad de aprendizaje y adaptación que ha sorprendido incluso a sus propios desarrolladores. Su futuro se perfila como un campo de oportunidades inmensas pero también de grandes interrogantes. Factor