Era una rueda de prensa como cualquier otra: dos políticos frente a un podio hablando de lo maravillosa que sería su colaboración internacional mientras fueran gobernadores. Era junio de 2009, y las tensiones antiinmigrantes empezaban a desquebrajar la relación entre Sonora y Arizona, pero ellos sonreían para las cámaras. La reunión plenaria de la Comisión Arizona-México estaba por finalizar en Scottsdale, y solo quedaba la cena de gala en la que los apretones de manos terminaban de cerrar los tratos que se firmaron o se gestionaron a puerta cerrada.

Jan Brewer, la entonces gobernadora de Arizona, respondía en inglés a los tirabuzones que los reporteros estadounidenses le tiraban al notar la ironía de sus políticas antiinmigrantes cada vez más descaradas. Eduardo Bours, su homólogo sonore

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