
La política comercial agresiva de Donald Trump ha desencadenado un efecto dominó en la economía global, perjudicando tanto a fabricantes estadounidenses como extranjeros. Lo diseñado para proteger industrias nacionales ha fracturado cadenas de suministro globales, provocando el disparo de precios y forzando reestructuraciones que generan pérdidas multimillonarias en diversos sectores.
El aumento de precios se traslada a bienes cotidianos —desde medicamentos hasta automóviles y dispositivos electrónicos— a medida que las empresas incorporan los costos arancelarios. Sectores estratégicos como el acero y el aluminio, cuyas tarifas de importación se elevaron al 50 % , enfrentan alteraciones en la industria, desde una subida de los precios, hasta grave disminución de la actividad empresarial en la manufacturera estadounidense.
Industria automotriz: herida profunda
Los estragos son particularmente graves en la industria automotriz . Según The Wall Street Journal, los 14 mayores fabricantes mundiales acumularon pérdidas conjuntas de 12.000 millones de dólares solo en el segundo trimestre de 2025.
La compañía japonesa Toyota lidera las caídas con 3.000 millones de dólares en pérdidas trimestrales, proyectando un desplome acumulado de 9.500 millones para marzo de 2026. Le siguen la alemana Volkswagen y las estadounidenses General Motors y Ford, cada una con pérdidas superiores a 1.000 millones de dólares.
Tesla registró el menor impacto (300 millones de dólares), aunque enfrenta nuevos desafíos en el mercado clave de China: sus entregas en Shanghái cayeron un 8,4 % interanual en julio, mientras su cuota en el mayor mercado de vehículos eléctricos se redujo al 3,8 % ante la feroz competencia de marcas locales asequibles.
Como consecuencia directa de los aranceles, se prevé que las ganancias netas de los 10 mayores fabricantes no chinos caigan un 25 % a finales de 2025. El sector se enfrenta ahora a una compleja reestructuración: compañías de Japón, Corea del Sur, Europa y EE.UU. deberán reconfigurar sus cadenas globales de suministro —un proceso que llevará años— mientras simultáneamente realizan masivas inversiones en vehículos eléctricos. Se estima que esta presión combinada derivará en aumentos de precios sostenidos y lastrará las finanzas corporativas a medio plazo.
Desafíos en el sector electrónico
La electrónica, que incluye 'smartphones', ordenadores y equipos para centros de datos, entre otras cosas, es la segunda categoría de importación más grande en EE.UU., alcanzando casi 486.000 millones de dólares el año pasado. Según analistas, el importe de equipos de procesamiento de datos alcanza alrededor de 200.000 millones de dólares, principalmente provenientes de China, México y Vietnam. Los expertos advierten que las grandes tecnológicas deberán reestructurar sus inversiones y buscar proveedores alternativos.
El sector tecnológico estadounidense también enfrenta un impacto creciente debido a los aranceles. Se calcula que la factura de costos de Apple por las tarifas impuestas alcanzará cerca de 2.000 millones de dólares antes de finales de septiembre de este año, duplicando los 900 millones registrados en marzo, a pesar de sus esfuerzos por reconfigurar sus cadenas de suministro, recoge el portal AppleInsider.
Este aumento de costos se produce en un contexto de presión política directa, ya que Trump ha exigido públicamente a Tim Cook que traslade la producción a EE.UU. Sin embargo, la compañía se enfrenta a un dilema estratégico: romper lazos con China e India, sus centros de manufactura clave, resulta inviable a corto plazo, y la falta de talento especializado en ingeniería y fabricación en el territorio estadounidense dificulta una relocalización inmediata.
Daño colateral doméstico
El tsunami arancelario no perdona ni iconos estadounidenses. Por ejemplo, Crocs, el fabricante de calzado, sufrió un desplome accionario del 29,2 % en un solo día, tras advertir que sus ingresos caerían entre un 9 y un 11 % en el trimestre actual, muy por debajo de las expectativas de crecimiento. La compañía atribuyó el golpe a un triple desafíos como los aranceles de Trump (una nueva ola entró en vigor precisamente ese día), consumidores estadounidenses "super cautelosos" y señales de que la tendencia del "zapato feo" podría estar declinando.
Suiza, el mayor exportador mundial de medicamentos a EE.UU., enfrenta aranceles del 39 % , que ya tensionan cadenas farmacéuticas globales, con potencial para encarecer medicamentos vitales y provocar desabastecimiento. Aunque en este momento el sector no ha sufrido grandes impactos, en el futuro Trump tiene la intención de imponer aranceles de hasta el 250 %, lo que agravará la situación.
Amenazas globales
Los aranceles de Trump sacudieron el mercado del oro al gravar barras de 1 kg y 100 onzas (hasta 39 %), pese a su histórica exención, reporta Bloomberg. El fallo, detonado por una consulta de una refinería suiza, provocó que los futuros en Nueva York, respaldados por oro suizo dispararan a récord, mientras refinerías en Asia y Suiza anunciaron la pausa de envíos a EE.UU. por la incertidumbre. La Asociación Suiza de Metales Preciosos advirtió que esta medida amenaza el flujo físico global del metal.
Según los analistas de Bloomberg, el impacto en la economía mundial rondará los 2 billones de dólares para finales de 2027. Si bien parte de estas pérdidas se recuperarían a largo plazo con la realineación de producción y cadenas de suministro, el costo inmediato es enorme.
TODO LO QUE NECESITA SABER SOBRE LAS GUERRAS COMERCIALES DE TRUMP EN ESTE ARTÍCULO