No hay proceso de nuestro cuerpo o mente que no esté regido por reacciones químicas. Nuestros pensamientos y estados de ánimo están estrechamente relacionados con neurotransmisores como la dopamina, la serotonina o la oxitocina y, dependiendo de ellos, nos sentimos felices, enamorados, tristes, ansiosos o incluso desesperados… De hecho, el amor es pura química y cuando alguien nos atrae, se activan circuitos cerebrales que liberan esas sustancias mágicas, desordenando nuestras emociones y transformándolas en un milagro repleto de mariposas. La propia vida está sujeta a los procesos químicos de la digestión, la respiración, el crecimiento o la reparación de tejidos. Por eso, para que nuestro cuerpo mantenga su equilibrio y regule sus hormonas, sales, pH y todo lo demás, es imprescindible qu
El litio y los recuerdos

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