El gobierno de Benjamín Netanyahu aprobó en la madrugada del 8 de agosto su plan para ocupar la ciudad de Gaza , mientras en las calles, las masivas protestas sacudían Jerusalén y Tel Aviv. Fueron miles de personas, lideradas por familiares de los rehenes, quienes clamaban por un alto al fuego, pero las autoridades respondieron con una fuerza contundente.
Las autoridades israelíes desplegaron a la policía montada y cañones de agua para disolver las concentraciones. La decisión del gabinete de seguridad de priorizar la vía militar ha sido vista como un portazo a las súplicas de quienes exigen un pacto para liberar a los cautivos.
“La presión militar está matando a los rehenes”
Este fue el grito desesperado que resonó frente a la oficina del primer ministro en Jerusalén . Familiares de lo