Ser funcionario de prisiones en España es como ser vendedor de abrigos en el Sahara. No es rentable, no goza de prestigio, apenas tienen seguridad jurídica y el ministro Fernando Grande-Marlaska que debería protegerles, cuidarles y dotarles de todo lo necesario para hacer bien su trabajo prefiere dedicarse a otros menesteres, como cargar contra el PP por lo que sea, defender al único valedor que le queda en Moncloa y que le mantiene en su cargo, o disfrutar de un palco vip en la final de Wimbledon. Todo menos asumir sus responsabilidades, que son muchas y las tiene desatendidas, sobre todo las que tienen relación con los funcionarios que están bajo su jurisdicción, como los cuerpos de seguridad del Estado, el cuerpo jurídico de jueces, fiscales y personal agregado y, por supuesto, los func
Marlaska, que sepas que ser, eres

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