Laurence Van Wassenhove, una trabajadora francesa de 59 años, ha iniciado un proceso judicial contra la compañía Orange tras pasar más de veinte años sin recibir asignación alguna de tareas ni responsabilidades dentro de la empresa. Lo que para muchos podría parecer una situación envidiable, para ella se convirtió en una auténtica “inacción forzada” que le provocó un profundo malestar profesional y emocional.

Tras incorporarse a Orange con entusiasmo y tras formarse como asistente de recursos humanos, la salud de Laurence empezó a deteriorarse. Fue diagnosticada con epilepsia y epiplejía, una parálisis que afecta a un lado del cuerpo, lo que le dificultó continuar con sus funciones habituales. Por este motivo, la empresa la trasladó a un puesto de secretaria con menores exigencias laboral

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