Caracas, 10 ago (EFE).- Una veintena de actores con síndrome de Down, ya vestidos y maquillados, hacen un círculo a pocos minutos de que entre en la sala el público con el que viajarán a la Venezuela de los años 50, con la indumentaria, la música, las últimas tendencias y las convulsiones políticas del momento, y al que demostrarán con sus interpretaciones que la discapacidad está lejos de ser una limitante.
Una vez comenzada la obra, el elenco de la Compañía Nacional de Teatro Down lleva a decenas de espectadores a la mitad del siglo XX con una máquina del tiempo, y llegan a una Caracas obsesionada con Manuela -una radionovela sobre una joven campesina que espera un hijo y teme contárselo a su padre-, historia cuyo desenlace no puede conocer a causa de la instauración de la dictadura de