Los provocaron alrededor de 3.000 muertos y unos 6.000 heridos, aunque se estima que hubo más de 4.600 muertes adicionales hasta 2022. Al horror de la brutal matanza se unió que había sido un ataque al corazón de la primera potencia mundial. La mayoría de los gobiernos condenaron los ataques y expresaron su solidaridad, pero no todos apoyaron la respuesta militar. Estados Unidos justificó la invasión de en 2001 apelando al derecho de legítima defensa reconocido por el artículo 51 de la Carta de la ONU, argumentando que el régimen talibán albergaba y apoyaba activamente a Al Qaeda, responsable de los atentados. En este sentido, acusó a los talibanes de permitir campos de entrenamiento de Al Qaeda en su territorio, se negaron a extraditar a Bin Laden y no desmantelaron la infraestructura ter

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