¡Nunca más!

El miércoles pasado se cumplieron 80 años del infame episodio en el que unos generales, unos políticos y un hombrecillo llamado Harry Truman se cubrieron de gloria con el lanzamiento de una bomba nuclear sobre una ciudad habitada.

Una crónica del evento relata: “A las 8:15 de la mañana, una ciudad japonesa fue arrancada del tiempo. Una explosión de luz y fuego sepultó a Hiroshima bajo una nube de hongo y muerte. En menos de un segundo, el calor superó los 4,000 grados centígrados. Los techos volaron, los huesos se calcinaron, las sombras quedaron impresas en los muros. Decenas de miles de personas murieron instantáneamente, otras tantas en las horas siguientes, y miles más en los meses y años posteriores por los efectos de la radiación, un enemigo invisible que siguió matando

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