La relación entre Estados Unidos y Venezuela ha alcanzado un nuevo nivel de tensión. El gobierno del presidente Donald Trump ha elevado la recompensa por información que conduzca al arresto de Nicolás Maduro a 50 millones de dólares. Esta decisión se produce en el contexto de acusaciones de que Maduro es el líder del Cartel de los Soles, designado por EE.UU. como una organización terrorista internacional. Esta designación implica sanciones económicas, que incluyen el bloqueo de bienes e intereses de los implicados en EE.UU.

Las acusaciones contra Maduro no son recientes. Se remontan a 2020, cuando EE.UU. ofreció 15 millones de dólares por información que llevara a su captura. En ese momento, Maduro descalificó las acusaciones como "extremistas" y "falsas". La reciente duplicación de la recompensa ha sido calificada por el canciller venezolano, Yván Gil, como "la cortina de humo más ridícula que hemos visto".

Durante su primer mandato, Trump estableció la recompensa inicial tras anunciar cargos de narcoterrorismo y corrupción contra Maduro. Además, el Departamento de Estado ofreció recompensas de hasta 10 millones de dólares por información sobre otros funcionarios del régimen, como Diosdado Cabello y Hugo Carvajal.

En los últimos meses, a pesar de un diálogo entre EE.UU. y Venezuela sobre temas como el regreso de Chevron y el intercambio de prisioneros, la Casa Blanca ha decidido aumentar la recompensa a un nivel sin precedentes. En un video, la secretaria de Justicia, Pam Bondi, acusó a Maduro de ser uno de los narcotraficantes más grandes del mundo y una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU.

La respuesta del gobierno venezolano ha sido rápida. Funcionarios como el fiscal general, Tarek William Saab, han denunciado la medida como una violación del derecho internacional y una intromisión en los asuntos internos de Venezuela.

El Cartel de los Soles, según Washington, ha corrompido las esferas políticas y militares en Venezuela desde la década de 1990, facilitando el tráfico de drogas hacia EE.UU. Expertos han señalado que este grupo criminal se ha expandido desde su identificación inicial, involucrando a altos funcionarios civiles y militares en actividades ilícitas.

La situación actual refleja un conflicto prolongado entre ambos países, con acusaciones mutuas y un clima de desconfianza que se intensifica con cada nueva medida adoptada por EE.UU.