Vox tiene una estrategia más simple que el mecanismo de una piruleta, pero que no le va nada mal teniendo en cuenta el resultado que obtiene a cambio del trabajo que le dedica. Se reduce a un mensaje simple y emocional, solo consignas. Y que siempre pone sobre la mesa los debates más incómodos para el PP, a sabiendas de que, si no es Génova, ya habrá alguien dentro del partido que acabe picando el anzuelo y posicionándose del lado que más daño hace a los populares en el objetivo de ampliar la mayoría que consiguieron en las últimas elecciones generales.

Serán los consejos de los gurús electorales. Será el miedo a arriesgar y que algunos de los gurús mediáticos de la derecha les reprochen el movimiento. O, simplemente, será la incompetencia de dirigentes, como la alcaldesa de Jumilla, pero

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