De manera no tan sorpresiva, el pasado 22 de junio el presidente Donald Trump autorizó bombardeos directos en zonas territoriales de Irán donde supuestamente se estaban fabricando los elementos necesarios para que ese país islámico pudiera construir un arsenal nuclear.
Lo de menos estuvo en saber si en verdad Irán estaba haciendo eso o si los bombardeos habrían destruido la capacidad productiva de ese país en materia nuclear, porque lo más importante fue tener claro que el presidente de Estados Unidos tiene su derecho y su fuerza para determinar quiénes son sus enemigos y a quienes puede atacar de manera militar sin declaraciones de guerra que tengan que pasar por el Capitolio.
Una cosa es que el presidente de Estados Unidos haya firmado una directiva secreta –tan secreta que fue revelad