Fue el político que hizo votar comunista a un tercio de los italianos: el carismático Enrico Berlinguer. Su historia se recuerda en una bella película bajo el título de La gran ambición . Pero el concepto “ambición” del político italiano nada tenía que ver con el del wallstreetiano Gordon Gecko. Como Antonio Gramsci, en la frase del genio sardo que ilustra el filme, Berlinguer distinguía entre “la lucha de las pequeñas ambiciones ligadas a fines privados individuales, frente a la gran ambición que, en cambio, es inseparable del colectivo”.

Berlinguer, que situó al PCI a tan solo cuatro puntos de los democristianos (38,7% versus 34,4%), hablaba de la necesidad de una vía democrática para promover una acción transformadora del país a través de un gran acuerdo a largo plazo entre comunista

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