Si se buscará el hilo que pudiera desenredar la estrategia de la Casa Blanca hacia México, habría cuando menos dos elementos para tomar en cuenta: la crisis de 1984-1985 por la deuda externa, Centroamérica y el narco y la negativa de los gobiernos del presidente López Obrador y la presidenta Sheinbaum Pardo en el tema que en Washington lo tienen ya procesado como narcopolítica mexicana.

Uno de los principales avisos de la Casa Blanca sobre la agudización de los problemas con México en materia de narcopolítica fue la decisión unilateral de la versión estadounidense de la unidad de inteligencia financiera –allá conocida como FinCEN– para sancionar a tres empresas mexicanas que desde las evaluaciones estadounidenses estarían lavando dinero del Cártel de Sinaloa. El dato may

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