Por REGINA GARCÍA CANO
MARACAIBO, Venezuela (AP) — Las manos de Yosbelin Pérez han fabricado decenas de miles de planchas redondas de aluminio que las familias venezolanas calientan cada día para cocinar arepas. Ella siente un profundo orgullo al hacer el famoso “budare”, el denominador común entre las casas rurales con techos de zinc y los apartamentos de la ciudad, pero no posee nada a su nombre a pesar de tener años vendiendo utensilios de cocina.
De hecho, Pérez debe alrededor de 5.000 dólares porque ella y su familia nunca lograron llegar a Estados Unidos, donde esperaban escapar de la arraigada crisis política, social y económica de Venezuela. Ahora, como miles de venezolanos que han regresado voluntariamente o de otra manera a su país este año, están comenzando de nuevo mientras l