A seis meses de que Donald Trump inició su segundo periodo como presidente de Estados Unidos, vemos que su política exterior ha sido caracterizada por imponer desde abril de este año, de forma unilateral, aranceles a diversos países del mundo y luego negociar de forma bilateral con cada uno de ellos. En función del tamaño y poder de las economías contraparte, el gobierno de Trump decide qué tan altos serán los aranceles, qué condiciones exigirá en materia de seguridad o migración, y qué tipo de restricciones impondrá.
Lo vimos en el caso de China: ante la respuesta china de embargar la venta de tierras raras, insumo fundamental para la producción industrial a gran escala de semiconductores globales, el gobierno de Estados Unidos echó atrás la imposición de aranceles que llegaron a e