El Bierzo alquila aeropuerto cada agosto. Debe ser así, pienso, porque no dejan de sobrevolar los aviones sobre las cabezas de una comarca de sábado destrozado. Siempre el mismo sábado...Un territorio que llevaba ya muchas velas puestas a todos los santos, subida a esa ola de termómetro que parecía iniciar un maremoto. Y el del mechero parecía en coma. No enseñaba la patita. Y nos creímos fuertes. Reto superado, dijimos. Qué sabrán esos satélites o los Copernicus de esa alerta de incendios que decretaban. No, aquí ya se nos habían secado los ojos de tantas batallas perdidas bajo la hoguera. Y la reflexión cándida esperada haber llegado al entendimiento ciego de los que cada año ultiman un plan negro. Pero no. El desengaño llamó a la puerta. Y se enseñó al desnudo. Haciendo un guiño suelto

See Full Page