Nota revisada
La historia de Allison recuerda la urgencia de proteger a la juventud de la violencia, coinciden
A los 15 años, Allison había logrado lo que muchos futbolistas sueñan toda su vida: una oportunidad para jugar en Europa.
“La Gringa”, como cariñosamente le decían sus compañeras del Club Coyotas de Tlaxcala, había conquistado ese boleto dorado que la llevaría a cumplir su mayor aspiración deportiva.
Hija de padres migrantes —él de Chiautempan, Tlaxcala, y ella de Sonora— que se conocieron trabajando en California, Estados Unidos de América (EE. UU), Allison representaba el rostro de una generación bicultural que mantiene vivas sus raíces mientras persigue sueños en territorio estadounidense.
La mexicoamericana cada año regresaba a México para participar en los Juegos Nacio