Tony y Mike, dos residentes de un barrio de Washington a unos 15 minutos a pie de la Casa Blanca, se detienen en una acera. Ahí, entre casas de ladrillos rojos y edificios de diez plantas, un hombre fue asesinado el lunes, en el centésimo homicidio este año en la capital estadounidense.
Los disparos se produjeron solo horas después de que el presidente Donald Trump anunciara que el gobierno federal se haría de nuevo cargo de la seguridad de la capital, que el mandatario describe como “ invadida por pandillas violentas ”.
“ Me pone enfermo ”, dice Tony. “ Ya no es seguro por aquí ”.
“ Se necesita un cambio, se necesita ayuda ”, afirma a su turno Mike. “ Pero no al estilo de Trump, no con guardias nacionales ”, agrega al referirse a los militares reservistas movilizados po