El Parque Nacional de Yellowstone , icono de la biodiversidad en Estados Unidos, ha vuelto a ser el centro de atención científica, esta vez por un fenómeno natural que ha dejado sin palabras a los expertos. Tras más de ochenta años sin que crecieran nuevos árboles en determinadas zonas del parque, un cambio inesperado ha comenzado a transformar su paisaje.

Tal y como informa Live Science , la reintroducción de los lobos grises ha desencadenado una cadena de efectos ecológicos que, de forma indirecta, han permitido el renacer de los álamos temblones , especie que no lograba regenerarse desde mediados del siglo XX.

La desaparición de los lobos y el colapso del equilibrio ecológico

Durante la década de 1930, el lobo gris ( Canis lupus ) fue eliminado de Yellowstone debido a campañas de erradicación impulsadas por la caza intensiva y políticas federales . Su ausencia provocó un desequilibrio profundo: los alces ( Cervus canadensis ), sin depredadores naturales, multiplicaron su población hasta superar los 18.000 ejemplares.

Este exceso de herbívoros afectó gravemente a la vegetación joven, incluyendo al álamo temblón ( Populus tremuloides ), cuya regeneración fue prácticamente imposible durante décadas.

Los estudios de la década de 1990 no detectaban nuevos brotes de esta especie , solo árboles adultos envejecidos. La presión constante del ramoneo de los alces sobre brotes, ramas y cortezas impidió el crecimiento de una nueva generación, lo que puso en riesgo la presencia futura del álamo temblón en el ecosistema.

El regreso de los lobos y el renacer de los álamos temblones

En 1995 se reintrodujeron lobos en Yellowstone como parte de un proyecto de restauración ecológica. El impacto fue contundente: la población de alces descendió a unos 2.000 ejemplares, lo que alivió significativamente la presión sobre la vegetación. En consecuencia, los álamos temblones comenzaron a brotar de nuevo.

Un estudio publicado en la revista Forest Ecology and Management liderado por Luke Painter, ecólogo de la Universidad Estatal de Oregón, documenta este fenómeno. El equipo analizó 87 masas de álamos y encontró que en un tercio de ellas crecían álamos jóvenes y saludables, algo que no se había observado en más de 80 años.

Muchos de estos árboles ya superan los cinco centímetros de diámetro, lo que indica un desarrollo prometedor. La recuperación del álamo temblón tiene implicaciones significativas para la biodiversidad de Yellowstone. Esta especie proporciona sombra, alimento y refugio para diversas especies de aves, insectos, castores y otros mamíferos.

Su dosel más abierto permite una mayor entrada de luz , lo que fomenta el crecimiento de arbustos, flores y otras plantas esenciales para el ecosistema. Por otro lado, incluso se ha observado un repunte en la población de osos y pumas , probablemente relacionado con la restauración del equilibrio natural.

Nuevos desafíos para la regeneración del álamo temblón

A pesar del éxito inicial, persisten desafíos. El aumento de bisontes , que los lobos cazan con mayor dificultad, podría limitar el crecimiento de los álamos en ciertas zonas. Según Painter, estos herbívoros podrían convertirse en una nueva amenaza para la regeneración forestal.

El caso de Yellowstone demuestra cómo la presencia de depredadores puede restaurar cadenas tróficas enteras. Dominick Spracklen, profesores de interacciones biosfera-atmósfera de la Universidad de Leeds, destaca que la reintroducción de grandes carnívoros puede tener impactos más profundos que el cambio climático en algunos ecosistemas, subrayando la necesidad de conservar especies clave para lograr paisajes funcionales y resilientes.